top of page
Buscar

LO QUE EXTRAÑO DE TI

  • Foto del escritor: Kenia Arteaga
    Kenia Arteaga
  • 26 oct 2018
  • 4 Min. de lectura

"El tiempo pasa y yo sigo con esa sensación de querer estar a tu lado, de querer llamarte en cuanto algo importante me pasa, de querer reírme contigo a carcajadas hasta que me duela la panza, de querer abrazarte porque es el lugar donde mejor me he sentido..."


ree

Cuando decidimos separarnos de alguien -o deciden separarse de nosotros- la verdad es que tenemos una revolución de sentimientos y vamos de la alegría al enojo en cuestión de segundos... o tal vez no, tal vez sentimos un alivio de ya no estar con esa persona (puede que estos casos sean los menos, pero son posibles).


Sin embargo, hay algo que siempre ocurre sin importar el motivo de la separación y es que extrañamos a la otra persona, pero seamos honestos ¿qué extrañamos? ¿Extrañamos a esa persona o a nosotros con esa persona?


Hace unos días, no pude evitar recordar a 'alguien' y no tienen idea de la sensación tan linda y de 'extrañamiento' que tuve, sólo que en esta ocasión fue distinto...


Les he contado varias veces de mis desamores y me he centrado en aquellos que no fueron tan buenos, pero pocas veces he hablado del único desamor -creo yo jajaja- que provino de circunstancias ajenas a los dos, que en realidad existió porque la vida es curiosa y esa relación tenía fecha de caducidad.


Les cuento ahora de él no por ser él -que va... es alguien a quién le deseo lo mejor del mundo siempre-, sino que les cuento porque en esta ocasión al recordarlo pensé en todo lo que crecí, lo que viví y disfruté a su lado... creo que podría decirles que fue mi último pequeño gran amor.


Una de las cosas que más recordé y que, por supuesto, extrañé fue el poder contarle lo que estaba pasando en mi vida,el poderle llamar y decirle al instante si estaba enojada o feliz, el poder ser yo sin necesidad de pretender nada.


Extrañé esa sensación que tenía al momento en el que me cuestionaba, en el que me retaba y me llevaba al límite para poder admitir lo que sentía o pensaba, lo cual incluso a mí me espantaba.


Extrañé que sin importar lo que ocurriera y las diferencias de opinión que pudiéramos tener, al final tenía para mí ese abrazo que me hacía sentir segura y con ganas de estar ahí un buen rato.


Extrañé los momentos en los que sin importar sobre qué estuviéramos platicando siempre aprendía algo nuevo, algún dato curioso que me hacía crecer mi curiosidad por descubrir el mundo.


Extrañé todas esas risas que me provocaba, porque ¿a quién no le gusta reír hasta que duela la panza?


Extrañé sentir estabilidad emocional y no tener que estar preocupada o pensando si eso que teníamos acabaría por cualquier tontería (jajaja ok, sé que sabía de entrada que terminaría y tal vez por eso me fue tan fácil ser yo).


¿Se dan cuenta? De todas las cosas que he dicho que extrañé, en realidad no he hablado de él como persona, sino de lo que tenía con él, de la forma en cómo yo me sentía...


En realidad, creo que lo que comencé a extrañar no fue exactamente a él, sino a mí con él; es decir, extrañaba el cómo me sentía yo en esa relación... en una relación bonita y no a la persona en sí.

No es que no lo haya querido, de hecho todo lo contrario, pero en ese momento entendí que lo que quería era poder volver a sentir eso, esa estabilidad emocional en una relación y el poder compartir mi vida con alguien más.


Creo que cuando extrañamos a alguien o algo, en realidad lo que pasa es que extrañamos la sensación que nos provocaba esa persona, esa cosa o esa situación y solemos cometer un pequeño -o grande- error porque nos enfocamos tanto en pensar que esa sensación solo nos la puede provocar esa persona, cosa o situación que nos aferramos a los recuerdos y nos olvidamos de vivir el aquí y el ahora.

¿Saben algo? No hay cosa más dañina que vivir del recuerdo, que nos sujetemos tan fuerte del él que nos perdamos la oportunidad de conocer y de disfrutar de las mismas o mejores experiencias.


Tal vez el miedo a lo nuevo y a los cambios es lo que nos pueda hacer aferrarnos a lo que fue y probablemente ya no sea, ese miedo que puede convertirse en nuestro peor enemigo para ser felices.

En mi caso, sí…tengo miedo, tengo miedo de que me vuelvan a fallar, tengo miedo de que las cosas no vuelvan a funcionar, tengo miedo de abrirme de nuevo y conocer a alguien (aunque sé que en el fondo tengo el deseo de hacerlo).

No sé si sea pronto que encuentre a alguien con quien quiera compartir mi vida, no sé si me atreva a hacer cosas diferentes… pero lo que sí sé es que no quiero vivir en el pasado y perderme la oportunidad de poder tener algo igual o más lindo.


Lo que extraño de ti, en realidad es lo que extraño de mí, porque la vida es sabia y solo el tiempo nos hace entender por qué pasan las cosas y por qué hay personas que llegan a nuestra vida y no precisamente para quedarse.

En esta ocasión entendí que no importa cuánto sienta que puedo extrañar a alguien, a quien nunca quiero extrañar es a mí… porque sin importar qué ocurra o con quién esté, yo no me perderé en el camino.


ree

Comments


Llevemos esto al siguiente nivel, ¿gustas?

¡No te pierdas ninguna publicación!

  • Blanco Icono Pinterest

©2018 BY KENIA ARTEAGA

bottom of page