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ME AFERRO A TI

  • Foto del escritor: Kenia Arteaga
    Kenia Arteaga
  • 24 may 2019
  • 4 Min. de lectura

De pronto te das cuenta que muchas cosas pueden pasar en muy poco tiempo, que hay cosas que pueden llegar a tambalear tu mundo entero en cuestión de segundos, que aquello de lo que estabas segura de repente deja de existir, que la vida siempre puede poner a prueba tu estabilidad y que sólo depende de ti la forma en que sales de esos momentos --o baches-- que hay en tú vida.



Una vez más la vida puso a prueba todo lo que había logrado construir en estos casi cuatro años... si dejé de escribir por unos meses no fue porque no tuviera interés en hacerlo, todo lo contrario, tenía tantas cosas en mi mente que compartir que, antes de sentarme a escribir, debía ordenarlas... debía ordenar mi vida, una vez más.


La primera entrada del año les mostraba un lado de mí que no pensé llegar a ver en un futuro cercano, en el que todo parecía ser perfecto, en el que parecía que sólo debía acostumbrarme a disfrutar y ser feliz; sin embargo, sólo les diré que esta etapa terminó, pero sólo en cuestión del amor...


Hasta hace poco más de dos meses todo en mi vida amorosa pintaba de maravilla --literal-- sentía que había encontrado a la persona con la que quería compartir el mayor tiempo posible, que me hacía sentir segura, respetada y amada... pero, por curiosidades de la vida, de nuevo estaba topándome contra la pared, sumando un aprendizaje amoroso más a la lista...


Para mi sorpresa, no lo negaré, duró menos de lo que pensaba que iba a durar y ¿saben algo? Resultó ser sorpresivo, más que por el motivo por el que terminó, lo fue por la forma en la que me sentí y reaccioné, porque en esta ocasión me sorprendí gratamente a mi misma.


Creo que fue la primera ocasión en mi vida en la que cuando estaba terminando esa relación no pensaba en que tal vez esto del amor no era para mí. De hecho, en esta ocasión, por primera vez, estaba segura de algo... estaba segura de lo mucho que me amo a mí misma y que no puedo ni quiero rogarle a nadie para que se quede a mi lado en contra de su voluntad.


No les negaré que en algún momento de mi vida fui esa persona que sacaba una lista de razones por las que yo era la persona indicada, de porqué valía la pena continuar esa relación, tratando de convencer a la otra persona de que yo valía la pena... pero, la sensación que me quedó al final de esos intentos, fue una sensación que no pretendo volver a sentir en la vida.



Aferrarnos a las personas y a una relación no nos trae nada bueno a nuestra vida, porque esos intentos por rescatar algo sinsentido solo nos deja una sensación de vacío, una sensación de que si esa persona se quedó a nuestro lado no fue más que por la buena argumentación que hicimos, de esa argumentación con la que logramos convencerlo...


En esta ocasión entendí que si una persona toma la decisión de irse --o de salir huyendo-- no queda más que respetarlo... y eso no es falta de interés o de amor por esa persona, más bien es una muestra del gran amor que le tienes y, sobre todo, del amor que te tienes a ti mismo, porque no quieres que la otra persona sea infeliz y mucho menos quieres ser tú infeliz a lado de alguien que no quiere estar contigo.


No les mentiré, claramente sentí feo en ese momento, porque terminar una relación nunca ha sido fácil y decirle adiós a esa persona, junto a la sensación de que no lo volverás a ver, no es sencillo; pero, como les he dicho en otras ocasiones... no nos queda más que desearle a esa persona lo mejor de la vida y, sobre todo, agradecerle.


En la vida tenemos que ser agradecidos porque esas personas que llegan a nuestra vida nos dejan algo... porque sí, una vez más compruebo que hay personas que llegan a nuestra vida y no precisamente para quedarse, hay ocasiones que hay personas que funcionan como puente para darnos aquellas cosas que queremos en una relación y nuestra vida, así como aquellas que no queremos volver a vivir a lado de nadie, porque depende sólo de nosotros sacarle el lado bueno a esas ocasiones que nos topamos contra pared...


En esta ocasión entiendo que no importa cuántas veces más me vaya a topar contra pared, no importa cuántos intentos más tenga que pasar para encontrar a esa persona con la que compartiré mi vida... lo seguiré intentando y seguiré buscando a esa persona que quiera hacer equipo para construir una relación y una vida juntos.



Ahora entiendo que el amor no es algo que le está negado a nadie, que el amor es ese pequeño motor que hace mover el mundo y que no es más que el reflejo de la capacidad de amar que tenemos y del amor que nos tenemos.


Y, ¿saben algo? Lo más importante de todo, es que en esta ocasión me di cuenta que sin importar el rumbo que tome mi vida y sin importar la persona con la que esté, hay algo a lo que no pretendo renunciar... A MÍ.


Sí, sin lugar a duda, a la única persona que pretendo aferrarme en esta vida es a mí y a esa estabilidad emocional que he logrado construir a lo largo de los últimos años, porque esa estabilidad es por lo que he trabajado tanto y me ha costado tanto... que no pretendo que nadie me la quite.



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