LO QUE VES ES LO QUE HAY

¿Cuándo fue la última vez que te viste al espejo y te dijiste algún piropo? ¿La última vez que te viste y simplemente sonreíste al ver lo guapa que te veías? O, ¿la última vez que caminaste con tanta seguridad, como si fueras dueña del mundo? Seamos honestas, vivimos tan de prisa que pocas veces nos detenemos a apreciar lo que vemos en el espejo... yo al menos, no lo hacía tan seguido.

La mayoría de las personas no estamos conformes con algo de nuestro físico: las lacias quieren ser chinas, las llenitas quieren ser delgadas, las chaparras quieren ser más altas... ¡Quejas y más quejas! Inconformidades e insatisfacciones que nublan la verdadera belleza que tenemos porque, al final del día, nos enfocamos mas en lo "malo" que pensamos tener que terminamos ignorando todo aquello que nos gusta de nosotros.

Por favor, piénsalo ¿qué te gusta físicamente de ti? Todas las personas tenemos al menos una cosa que nos gusta: ojos, labios, cabello, manos, pompas, ¡algo! (si sigues pensando que aún no hay nada, ¡vamos, piénsalo un poco más!). Así que vamos a sacarle provecho a esa parte que nos gusta y vamos a dar la mejor versión de nosotros mismos. Porque en este camino de retomar la relación más importante, debemos comenzar por lo más sencillo y complicado a la vez: el amor propio.

Es fácil escuchar a las personas decir cosas como: "una mujer segura de sí misma es lo máximo" o "aquella mujer que se ama y lo proyecta puede conquistar -literal- el mundo", pero ¿qué tan difícil es lograr amarte?... bueno, como bien dicen las abuelitas: "del dicho al hecho hay mucho trecho" y vaya que el amor propio puede ser una de las cosas más complicadas -pero ojo, para nada imposible- de conseguir. Así que es algo que debemos trabajar porque ese tipo de amor es algo que requiere compromiso y tiempo con uno mismo.

Y, ¿cómo vamos a empezar a trabajarlo? Bueno, pues empecemos por reconocernos, en todo el sentido de la palabra: párate frente al espejo, respira hondo y regálate una sonrisa. Pensarán que me puse muy cursi, pero les apuesto que no lo han hecho recién -o tal vez nunca- y la sensación que te quedará es muy linda.

Yo creo que tenernos amor, además de admirar lo bonitas que somos, se trata de procurarnos interna y externamente, de dedicarnos tiempo para nosotros pero que sea realmente de calidad en el que hagas cosas que te gusten, como: ir al gimnasio (el cual definitivamente no es mi caso jajaja), pintar, leer, ir al cine, tomar una taza de café por la mañana, salir con amigas... lo que gustes.

Pero, también se trata de que desde las cosas más rutinarias vayas adaptando una forma de vida en la que te cuides. Hace unas semanas con mi hermana decidimos que era momento de dejar de ser "flojas" y comenzar a cuidar nuestro rostro. Decidimos que por más flojera, cansancio o sueño que tuviéramos, todas las noches (sin excepción) debíamos no solo desmaquillarnos, sino también lavar nuestro rostro, aplicar tónicos, sueros, cremas... ¡uff, que lata!

He de reconocer que al inicio me costaba, me daba flojera pensar en lo que implica hacer esa rutina y lo único que quería era ya dormir, pero recordaba que mi cara no estaba luciendo como quería: había puntos negros saliendo, mi rostro estaba "shiny" y no precisamente por ser un rostro sanamente luminoso... sabía que si no empezaba a cuidar mi rostro, nadie más lo haría. Así que unos días después de luchar constantemente contra mi flojera, les juro que empecé a notar los resultados de cuidar mi cara, aplicar las cremas indicadas y de comenzar a dedicarme tiempo.

Amarnos también implica reconocer qué es lo que no nos gusta pero no desde un ángulo criticón y destructivo, sino desde un punto de vista en el que reconozcamos abiertamente qué no nos gusta y pensemos qué estamos haciendo para mejorarlo o para cambiarlo... en mi caso, algo que no me terminaba de convencer era mi peso, no me sentía del todo conforme y segura de mí, al verme al espejo o en fotografías no me gustaba lo que veía, así que fotos de cuerpo entero... ¡JAMÁS!

Hace más de un año decidí que era momento de "ponerme a dieta", regresar al nutriólogo y comenzar un estilo de vida más saludable. En realidad, más que estar a dieta entendí que lo que hacía era aprender a comer, a nutrir mi cuerpo, a procurarme, ¡A DARME TANTITO AMOR DEL BUENO! Porque por más que la gente te diga que "no te ves mal", "lo que importa es lo de adentro".... sí, puede que tengan razón, pero lo realmente importante es cómo te sientes tú.

No me mal interpreten, no digo que todas deban ser talla "0" o tener un "cuerpo de modelo" (vamos, ni yo lo soy ni pretendo serlo... honestamente), sino que debemos hacer -sin llegar a los extremos- lo que nos haga sentir bien: si quieres aumentar tu peso porque no te gustar ser tan delgada, ¡hazlo!; si quieres bajar de peso porque esa llantita ya te cansó, ¡hazlo!; si quieres operarte el busto porque quieres más o menos, ¡hazlo!; si quieres hacerte ese hairstyle alocado por el que estas muriendo, ¡hazlo!; pero, siempre que hagas un cambio -en todos los aspectos, tienes que tener claro por qué y para qué lo quieres hacer.

En lo personal creo que todos esos cambios que queramos hacer en nuestra vida y en nuestro cuerpo debemos hacerlos por nosotros, para gustarnos a nosotros. La belleza no está en una talla, en la altura, en el tipo de cabello, etc... sino que está en la forma en la que nos percibimos; es decir, si nosotros no nos queremos, no nos gustamos y no nos cuidamos, ¿quién lo hará?

No podemos esperar a que llegue "alguien milagroso" a rescatarnos, porque depende sólo de nosotros admirarnos, procurarnos, ¡AMARNOS!... ¿cómo esperas que alguien más te diga lo hermosa que eres, si tú no lo haces ni lo crees? ¿Cómo esperas que alguien te ame, si tú no te amas? Para amar a otros debemos amarnos nosotros primero. Y sí, lo que ves es lo que hay: ¡CUÍDALO, PRODÚCELO, ÁMALO! Que vida tenemos solo una y qué feo será desperdiciarla tirándonos piedras en lugar de flores.